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Archivos de Castilla y León
Archivos de Castilla y León
11 de mayo de 2021
7 de junio de 2021
De lunes a viernes laborables, de 9 a 14 horas. Necesario cita previa.
Todos los públicos.
Entrada libre
Archivos, Exposición
Junta de Castilla y León
Archivo Histórico Provincial de Segovia
C/ Capuchinos Alta, 7. C.P.: 40001 Segovia.
921 461 042
921 460 086
Correo electrónico (pulse para verlo)
El Archivo Histórico Provincial de Segovia reabre su tesoro del mes al público en horario de 9:00 a 14:00 horas, de lunes a viernes laborables y con cita previa.
Desde la creación del Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, en el tránsito del siglo XVI al XVII, para conmemorar el milagro que hizo la Virgen con la llamada “Esther la judía”, salvándola cuando la despeñaron desde Piedras Grajeras, varias han sido las intervenciones que se han realizado, tanto en el mismo monasterio, como en su entorno, hasta la actualidad. Estas intervenciones han dejado rastro documental en el Archivo Histórico Provincial de Segovia en varios de los documentos que presentamos este mes y que no dejan de sorprendernos.
A pesar de que dicho Santuario fue inaugurado por Felipe III en 1613, tal y como consta en la pequeña estela de piedra a la entrada del recinto, hubo que acondicionarlo adaptándolo a lo largo del tiempo, y prueba de ello el documento procedente del fondo del Corregimiento, donde Manuel Iglesias de Quijada, Administrador y Mayordomo de la ermita, deja constancia de las condiciones arquitectónicas y económicas, que se debían de seguir, para la construcción de la predela del retablo o “pedestal de piedra sobre el que descansaría el retablo del altar mayor de la ermita o monasterio de Nuestra Señora de la Fuencisla de esta ciudad de Segovia”.
El administrador expone las condiciones para la construcción del pedestal, comenzando por con las características que debía tener aquel elemento, y para empezar, que la piedra debían de extraerla de la cantera de El Parral, “de la mejor y más cerrada”, puesto que su función era ser el apoyo de una gran estructura y, por ese motivo, la piedra debía ser muy consistente. Posteriormente, deja claro que se añadirían como ornamento pequeñas piedras de jaspe.
Otra de las pautas que establece, hace referencia a la distribución del presbiterio de la capilla mayor, así como de los asientos de madera, que también posteriormente se adornarían en jaspe como la predela.
Las condiciones económicas sobre el abono de dichas obras, establecían un primer pago al inicio de las obras; otro a medida que se fuera haciendo la obra, y uno final al terminar la misma. Como vemos, no dista mucho de los actuales proyectos de obras, pudiendo establecer un paralelismo con la documentación de cualquier proyecto de obra, donde se ha de presentar un pliego de condiciones técnicas y otro de condiciones económicas que le respalden. Hasta el pago por certificaciones parciales ya existía hace 4 siglos.
Por otra parte, otra de las intervenciones que ha dejado rastro en el Archivo Histórico Provincial, son las condiciones que regían la obra del llamado “Arco de la Fuencisla”, localizadas en una escritura notarial de 1704. Por esas fechas, hay un interés por parte de las autoridades municipales, de reurbanizar la ciudad, puesto que Segovia había crecido mucho con la aparición de barrios o colaciones alrededor del primitivo núcleo urbano. Lo que se hace es construir una especie de “puertas de acceso” o puerta de bienvenida en los límites del casco urbano, instalando un majestuoso arco sin relación con el recinto amurallado.
En el Arco de la Fuencisla, las condiciones para su construcción, están recogidas en el protocolo del escribano Gaspar de Quirós, que recoge las cláusulas que deben de regir para su construcción. Fueron redactadas por Juan de Ferreras para la obra la encarga el ayuntamiento. Una de las condiciones que se establecen, es que para su construcción, la piedra ha de ser de la cantera de Bernuy; por otra parte, dicho “Portal” ha de construirse “Arrimado al puente de San Lázaro”, pero que debía quedar en la parte de dentro de la ciudad. A continuación especifica distintas medidas y distribuciones de los pilares, zona de paso por el ojo del arco, así como del pequeño espacio que ha de dejarse para el paso hacia el puente. Llama la atención, la detallada descripción de qué ha de llevar en ambas caras del arco. En la parte de entrada a la Fuencisla, por la carretera de Arévalo, en el centro del arco se ha de realizar una escultura de medio relieve con la figura del “Rey Don Fernando”, Fernando III El Santo, en el lado debía de haber una estatua de Hércules. Por el otro lado del arco, se debía, realizar otra escultura, también de medio relieve, que representara a Nuestra Señora de la Fuencisla con el milagro que hizo con la judía Esther.
El arco debía rematar por la cara de la entrada de la ciudad, “las Armas Reales”, es decir, el escudo real de la Corona de Castilla, y por la cara de la salida de la ciudad, debía rematar “Las armas de la ciudad”, el escudo de la ciudad, ambas armas sostenidas por “dos leones que la estén manteniendo”. La obra fue otorgada a Mateo de Escobedo, que debía de terminarla en seis meses, pero finalmente, la terminaría Juan de Ferreras, por incumplimiento de Escobedo, tanto de los plazos como de la calidad del material.
Un tercer rastro documental se ha encontrado en un proyecto de obras de 1987, para la “reparación de las cubiertas en la capilla del Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla”, y para llevarlo a cabo, presentan dicho proyecto en la oficina de la Demarcación Provincial del Colegio de Arquitectos, para su visado, acompañando a dicho proyecto, las condiciones técnicas y económicas de dicho proyecto, entre otra documentación, memorias, planos… No sabemos si dicho proyecto acabó realizándose o no porque, de acuerdo a la documentación del proyecto, tanto la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Segovia, como el Ayuntamiento, no le dieron el visto bueno para dicha reparación, por deficiencias en las memorias presentadas.
Como vemos, la forma de proceder para la realización de obras, en el siglo XVII, no era muy distinta, al procedimiento que se sigue en la actualidad, teniendo en común, unas claras condiciones de lo qué se quiere construir y cómo y cuánto va a costar cada obra en cuestión.