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Archivos de Castilla y León
Archivos de Castilla y León
16 de diciembre de 2019
31 de enero de 2020
De lunes a viernes de 8:30 a 14:30 horas. Tardes de los martes de 16:30 a 19:00 horas
Todos los públicos.
Entrada libre
Archivos, Exposición
Junta de Castilla y León
Archivo Histórico Provincial de Ávila
Pza. Concepción Arenal, s/n. C.P.: 05001 Ávila.
920 221 690
920 352 161
Correo electrónico (pulse para verlo)
Del 16 de diciembre de 2019 al 31 de enero de 2020 se puede visitar en el Archivo Histórico Provincial de Ávila la exposición "Rodríguez Méndez y el Teatro Popular en Ávila".
En la presente exposición abordamos la figura del escritor José María Rodríguez Méndez desde tres aspectos diferentes: su biografía, las características fundamentales de su obra dramática y su relación con las gentes de Ávila.
Rodríguez Méndez es uno de los más ilustres representantes de la denominada Generación perdida o Generación realista de nuestro teatro, en la que se incluyen Buero Vallejo, Alfonso Sastre, Lauro Olmo, Carlos Muñiz y José Martín Recuerda, entre otros. Superados los duros años de la posguerra, reflejan en sus obras la sociedad y la cultura de finales de los años 50 y de la década de los 60 desde un punto de vista crítico, exento de cualquier dogmatismo ideológico o estético.
Nacido en Madrid en 1925 en pleno Rastro, el incendio del Teatro Novedades le marca profundamente y desde entonces alimenta la idea de dedicarse a escribir. Toma nota del lenguaje de los barrios populares madrileños que posteriormente pondrá en boca de los protagonistas de sus obras que reflejan hechos históricos extraídos de la realidad social y muestran los problemas y dificultades de las clases desfavorecidas. Este teatro, denominado historicista, refleja su proximidad con esos sectores sociales que se resume en la siguiente afirmación de nuestro autor: “Siempre he estado y siempre estaré con el pueblo, con el pueblo de mi barrio, de mi ciudad y de mi país”.
En 1939 se traslada a Barcelona donde transcurre buena parte de su vida y consolida su vocación teatral que le lleva a recorrer toda la escala de la profesión: actor, ayudante de dirección, apuntador, director, crítico y autor. En los barrios en que se concentran los inmigrantes de otras regiones busca el lenguaje de los pobladores, como hizo antes en Madrid. Le atrae el “teatro popular” que enlaza con los grandes clásicos españoles: Lope de Vega, Cervantes, Lope de Rueda, etc. cuyas obras forman parte del repertorio que escenifica de la mano del TEU y otros grupos de aficionados en los que participa y que, ante la falta de oportunidades, representan en tabernas, bares, centros parroquiales y locales de todo tipo donde se reúne la gente trabajadora.
Por presión familiar se matricula en Derecho y no en Filosofía y Letras, algo que lamentará toda su vida. Allí conoce a los hijos de la burguesía catalana (Barral, Raventós, Oliart, Castellet, Tápies, Marsillach,…) con los que siempre mantendrá diferencias porque ve en ellos los dirigentes del mañana. Percibe la Universidad como un enemigo moral y cultural que le conduce a la rebeldía y al escepticismo. Licenciado y cumplidas las Milicias Universitarias ejerce de periodista tras fracasar en la superación de oposiciones y se reengancha en el Ejército donde alcanza el grado de teniente.
Tras viajar por París, Marruecos y Argentina vendrán tiempos difíciles entre Madrid y Barcelona ejerciendo trabajos que no le procurarán una situación estable. El problema económico le acuciará a partir de entonces, especialmente en los años de su estancia en Ávila, donde sobrevivirá gracias a la pensión de su hermano Juan con el que vive hasta el fallecimiento de éste. En 1959 siente que ha tocado fondo. Le parecía imposible triunfar, él que nunca fue competitivo, como escritor.
Sus obras se escenifican en teatros de cámara por grupos de aficionados y por cuestiones de censura no pasarán a las salas profesionales como era su deseo. Incluso en la transición se siente marginado por las administraciones, que promocionan el teatro de vanguardia frente a la tradición de los autores españoles. Ese hecho unido a que muchas de ellas tienen numerosos personajes provoca que pocas puedan ser exhibidas en circuitos comerciales.
De sus numerosas obras dramáticas cabe destacar Vagones de madera, Los inocentes de la Moncloa, La vendimia de Francia y sobre todo La mano Negra, Historia de unos cuantos, Los quinquis de Madriz, Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga (estrenada en Madrid en 1978 con dirección de José Luis Gómez con motivo de la inauguración del Centro Dramático Nacional) y Flor de otoño.
En 1975, a la muerte de su madre y del dictador, decidió abandonar para siempre Barcelona con su hermano Juan y recuperar sus raíces castellanas. Aunque su destino era Madrid, se instalaron en El Barco de Ávila durante dos años en los que revivió sus años más felices del teatro popular de Barcelona. Con el Grupo de Teatro Barcense, que aglutinó a más de 40 aficionadas, puso en escena Castilla Pequeño Rincón, un homenaje a la cultura castellana, que acudió al Festival de Teatre de Palma de Mallorca en el que coincidió con compañías de tanto oficio como Dagoll Dagom, Akelarre, Teatro Fronterizo o La Cuadra.
Después se instaló en Ávila para conocer mejor a los místicos abulenses, cuyas obras transformó en objeto de su teatro con dos piezas fundamentales: El pájaro solitario, sobre san Juan de la Cruz, y Teresa de Ávila. Oratorio, que recorrió Europa y América interpretada por la actriz Máría Paz Ballesteros.
A partir de 1983 inicia una importante labor docente participando en conferencias, cursos y congresos sobre literatura española (Milán, Génova, Bristol, Durham, Pennsylvania, Ohio, Tennesse, New Yersey,..) al tiempo que las universidades españolas le olvidan. Finalmente, en 1985 le llega el reconocimiento de sus compañeros de profesión con la concesión del Premio Max de Honor de las Artes escénicas.
La exposición puede visitarse en el Archivo Histórico Provincial de Ávila en el siguiente horario:
De lunes a viernes de 8:30 a 14:30 h.
Tarde de martes de 16:30 a 19:00h.