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Tesoros del Archivo Histórico Provincial de Segovia: San Juan de la Cruz

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Fecha de inicio:

12 de noviembre de 2018

Fecha de finalización:

11 de diciembre de 2018

Hora de inicio:

De lunes a viernes, de 9 a 14 horas. Lunes y martes, de 16:30 a 19 horas.

Colectivo destinatario:

Todos los públicos.

Precio:

Entrada libre

Tipo de evento:

Archivos, Exposición

Entidad organizadora:

Junta de Castilla y León

Lugar de celebración:

Archivo Histórico Provincial de Segovia

C/ Capuchinos Alta, 7. C.P.: 40001 Segovia.

921 461 042

921 460 086

Correo electrónico (pulse para verlo)

http://www.archivoscastillayleon.jcyl.es

Descripción:

Como cada mes el Archivo Histórico Provincial presenta documentación conservada en el Centro. Este mes de noviembre se mostrará un curioso documento en el que aparece San Juan de la Cruz como protagonista. 

San Juan de la Cruz llega a Segovia, después de consolidarse la reforma teresiana de la Orden Carmelita, para albergar, por encargo de Santa Teresa de Jesús, a sus monjas del Carmelo reformado y para fundar un convento masculino. A diferencia de las demás órdenes religiosas, los carmelitas descalzos fueron fundados por una mujer, Santa Teresa, y después, inspirado en el espíritu de la reforma realizada en los conventos de mujeres, el Carmen Descalzo, se creará la rama masculina abriéndose conventos también para hombres.

En 1589, San Juan de la Cruz vino a Segovia para cumplir el encargo de la madre fundadora que consistía en adquirir varias casas donde vivieran las monjas destinada a la ciudad y abriera otro convento para contar también con monjes. San Juan de la Cruz, por aquellos días Fray Juan, se presenta ante el escribano de número de la ciudad, es decir, ante un notario llamado Pedro de San Martín en tres ocasiones distintas. Fray Juan compra varias tierras y casas en nombre de la Orden del Carmen Descalzo, una en Ávila, la segunda en Cazorla (Jaén) y la tercera en la colación de San Marcos de la ciudad de Segovia, junto al Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla y lindando con las fincas que rodean a la carretera de Zamarramala donde hoy, todavía, se alberga el convento de los carmelitas y donde el propio San Juan de la Cruz está enterrado en parte (el resto se conserva en Úbeda donde fallece).

La importancia de estos documentos radica no sólo en su protagonista, sino que el propio San Juan de la Cruz los firma de su puño y letra por lo que en el Archivo Histórico Provincial conservamos su autógrafo. El santo se retrata a sí mismo, firma como “Fray Juan” excluyendo su título de “Don” que como bachiller de Salamanca podía usar. La pobreza y humildad que propugnaba Santa Teresa se refleja en la manera de presentarse del futuro santo, asceta y poeta que viaja hasta Segovia para hacer “los recados” de la madre fundadora.

La compra segoviana describe los bienes adquiridos a Gaspar de Herrera, que era un clérigo y presbítero que administraba los bienes de Hospital de la Misericordia, y constaban de dos casas y una cerca con álamos y pozo manantial, que pasará a ser del convento masculino de los carmelitas y que hasta entonces había pertenecido al Hospital. En el documento se describe cómo son estos inmuebles, quiénes son los vecinos que lindan con ellos, cuánto vale la compra y cómo se debe pagar. La forma de pago muestra que los carmelitas no tenían demasiado capital ya que difieren el pago en tres plazos. El primero el día de San Miguel, es decir, concluidas las labores de cosecha, momento de entrada de capitales en las arcas conventuales, la segunda en febrero, a principios de cuaresma, cuando se reciben las limosnas fruto de las penitencias de esta época del año y la tercera, un año después, también por San Miguel.

Pero lo más curioso de estos documentos son sus firmas. Como en toda compra venta, firmará el notario que realiza la escritura, tal como hacemos en la actualidad, y después de él los implicados en el negocio: por la parte vendedora y en nombre del Hospital de la Misericordia, el administrador, Don Gaspar de Herrera, y por la parte compradora el humilde Fray Juan de la Cruz en nombre de la Orden Carmelita y esta firma es lo que llama la atención. San Juan de la Cruz firma como Fray Juan de la Cruz escribiendo su nombre completo o acudiendo a un acrónimo en la última parte de su autógrafo. Sustituye el término “cruz” por una cruz dibujada.