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Archivos de Castilla y León
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Por Real Orden de 11 de julio de 1876 se constituyó la obra pía denominada “Colegios Universitarios de Salamanca”, de la cual formaban parte una serie de colegios instituidos en los siglos XVI y XVII, como el Colegio de San Bartolomé o el Viejo, Colegio de Santiago el Zebedeo o de Cuenca, Colegio de San Salvador o de Oviedo y Colegio de Santiago Apóstol o del Arzobispo, entre otros. Pero no es hasta 1926 cuando se clasifica a esa fundación como de beneficencia particular docente, por R. O. de 29 de abril.
Entre los fines de esta institución benéfica destacaban las becas de matrícula y alojamiento para alumnos de la Universidad de Salamanca y su patronato estaba a cargo de una Junta presidida por el Rector de la Universidad. Dicha Junta tenía la obligación de presentar presupuesto y rendir cuentas anualmente ante la Junta Provincial de Beneficencia, que ejercía el protectorado sobre todas las fundaciones benéficas de carácter particular. La Junta Provincial de Beneficencia realizaba una labor de tutela y vigilancia sobre esas instituciones, para hacerles cumplir sus estatutos y supervisar la administración de sus capitales y rentas.
Por todo ello, en el Fondo de la Junta Provincial de Beneficencia del Archivo Histórico Provincial de Salamanca se conserva documentación remitida por las fundaciones para su fiscalización y abundante correspondencia con los patronos de las mismas. Un ejemplo de esta documentación es el oficio de 6 de mayo de 1935 remitido por el Rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, al Gobernador Civil de la provincia, presidente de la Junta Provincial de Beneficencia, acusando recibo de la autorización dada a la Fundación Colegios Universitarios por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes para interponer recurso contencioso-administrativo contra otra orden de la Dirección General de lo Contencioso en la que se niega a la fundación la exención del impuesto de personas jurídicas.