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Archivos de Castilla y León
Archivos de Castilla y León
Década de 1780, Canseco (León) – 1845, León
La situación de la mujer en el siglo XIX era de práctica inexistencia desde un punto de vista político, jurídico y social. Los lazos que la ataban al ámbito doméstico eran férreos, quedando relegada a un mero papel reproductivo y familiar. En las clases sociales más bajas desempeñaba las labores agrícolas heredadas de siglos atrás y la escasa representación femenina en el mundo laboral (dentro del ámbito industrial), quedaba reducida a puestos de baja cualificación, con menor remuneración salarial que el hombre, y al sector, una vez más, doméstico (como amas de cría, sirvientas o nodrizas) donde lo habitual era que ni siquiera cobrasen un sueldo, puesto que la propia residencia y manutención en la casa a la que servían se consideraba suficiente retribución.
Dentro de las clases media y alta, las mujeres también se encontraban muy circunscritas a la organización y gobierno del hogar. Asimismo, entre las familias de alta cuna era habitual que las mujeres se dedicaran a labores filantrópicas (administrando colegios, orfanatos, etc.).
Fueran del estrato social que fueran, lo que se puede afirmar con certeza es que las mujeres ocupaban siempre un segundo plano, hasta el punto de que aquellas que de solteras llegaban a desempeñar alguna actividad profesional, perdían su autonomía al contraer matrimonio. Lo mismo ocurría al quedar viudas, puesto que aunque permaneciesen al frente del negocio anteriormente regentado por sus maridos, siempre lo hacían en calidad de “viuda de”.
Así respiraba la sociedad en la que hizo aparición Catalina Fernández Llamazares. Nacida en la localidad leonesa de Canseco en algún momento de la década de 1780.
En 1807 se casó con Francisco Salinas, un comerciante de origen asturiano establecido en León y que contaba con negocio propio heredado de sus padres, “La Casa de Banca Salinas”, negocio al que se añadió el rico patrimonio de Catalina Fernández que había sido nombrada heredera universal por un tío suyo.
Al fallecer su marido en 1834, Catalina Fernández Llamazares tomó las riendas del negocio. Siendo una mujer ambiciosa, intrépida e inteligente –según afirman quienes se han ocupado de estudiar su biografía-, su intención era la de incrementar el rendimiento de la Banca. Y la única forma de poder hacerlo en aquella sociedad en la que las mujeres solo eran “hijas de” hasta que pasaban a ser “esposas de”, era acompañándose de una figura masculina. Este es el verdadero motivo de que decidiera incorporar al negocio a dos sobrinos, puesto que el matrimonio no había tenido descendencia. Se pasó así a crear la sociedad “Viuda de Salinas y Sobrinos”, denominación con la que se deja patente de nuevo la escasa presencia que las mujeres tenían en el ámbito socioeconómico pese a que, en este caso, era la propia Catalina Fernández la que gobernaba la empresa familiar.
Y lo hizo con gran criterio y maestría, puesto que la prosperidad del negocio era indudable. Transcurridos cuatro años al frente de la Banca, en 1838 el Boletín Oficial de la Provincia anunciaba que la Banca Viuda de Salinas y Sobrinos es comisionada (depositaria) del Banco Español de San Fernando, germen del Banco de España. Un año después en 1839 y también a través del Boletín Oficial de la Provincia se tienen noticias de que la Banca despachaba billetes del Tesoro.
La audaz banquera leonesa vio clara la necesidad de incrementar su patrimonio como medio de respaldar su actividad y propiciar el crecimiento del negocio. Por eso invirtió un gran capital en adquirir numerosas fincas en el centro de la ciudad de León y en otras localidades de la provincia, como son La Cenia o la fábrica de paños de Trobajo del Camino.
Al fallecer Catalina Fernández Llamazares, en 1845, sus sobrinos heredan la Casa de Banca. La brillante figura de Catalina Fernández Llamazares se desvanece una vez más cuando en 1895 la Casa de Banca Viuda de Salinas y Sobrinos pasó a denominarse “Sobrinos de Fernández Llamazares”, que sería finalmente absorbida por el Banco Bilbao en 1924.
No era sólo una forma de llevar las riendas de su empresa. Era una filosofía de vida y de trabajo. Siendo una “intrusa” en un mundo de hombres, la actividad que desempeñó se puede calificar sin temor a errar como sobresaliente. Pionera en la forma de entender la banca, Catalina Fernández Llamazares ha pasado a la historia por ser la primera mujer banquera en un siglo en el que las mujeres no eran nada.
El Archivo Histórico Provincial de León conserva parte del fondo documental de la Banca Fernández Llamazares (con documentación fechada entre los años 1840 y 1927).
* Los datos biográficos de Catalina Fernández Llamazares han sido tomados de la Biblioteca Digital Leonesa de la Fundación Saber.