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Unamuno y el destierro

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En el año 1924, las críticas de Miguel de Unamuno a Primo de Rivera en distintas publicaciones y artículos de prensa, provocarían la reacción del Directorio Militar. El Consejo de Ministros celebrado el 20 de febrero de 1924 adoptaría, entre otras medidas, el acuerdo de destierro de Unamuno a la isla de Fuerteventura así como la pérdida de su cátedra. Contra este decreto se producirían numerosas manifestaciones de adhesión en distintos lugares y ambientes, no sólo en el académico.

Los documentos que forman parte del expediente gubernativo de su destierro hallados en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca, en su fondo del Gobierno Civil, se refieren al intercambio de comunicaciones mantenidas entre la Dirección General de Seguridad, del Ministerio de la Gobernación, y el propio Gobierno Civil de Salamanca entre los días 20 y 22 de febrero de 1924, es decir, desde la notificación a Miguel de Unamuno del acuerdo de destierro hasta la partida hacia el mismo el día 22. El expediente completo puede descargarse en formato pdf:

Descarga del documento tipo PDF. Abre una nueva ventanaExpediente gubernativo del destierro de Miguel de Unamuno. 1924 (12.962 kbytes)

La identificación de los documentos de este expediente permite comprobar cómo la Dirección General de Seguridad era informada en todo momento por el Gobernador Civil de Salamanca de la partida de Miguel de Unamuno hacia el destierro. Así se informa que saldría en tren desde Salamanca para Medina del Campo a las 13,45 horas, enlazando con el rápido de Irún que le conduciría a Madrid a las 21,10 horas para continuar viaje hacia Sevilla y Cádiz donde embarcaría hacia el destierro. Es muy llamativo ver cómo el Directorio quiso evitar que Miguel de Unamuno en su viaje hacia el destierro, lo hiciera por Madrid, tal como se desprende de uno de los telegramas de la Dirección General de Seguridad.

Siguiendo con el relato de los hechos acontecidos en 1924, a los pocos meses de su confinamiento en la isla llegaría el indulto, que decidió no aceptar al saber que no se le reintegraba en su cargo de Catedrático. Con su negativa Unamuno consiguió impedir que el Gobierno lavara su imagen con su amnistía y también mediante la publicidad de su "huída" a Francia (aunque se sabe bien que fue un viaje normal). A Unamuno le interesó mantener esta imagen de perseguido como forma de ridiculizar aún más al Directorio. París le prepararía una recepción triunfal, contribuyendo el destierro a convertirlo en una figura de proyección internacional. Durante los seis años que pasó en Francia recibió numerosas muestras de adhesión y Unamuno afirmaría públicamente que no volvería a España mientras estuviera en el poder Primo de Rivera. A la caída de la Dictadura en 1930 regresa a España y ese mismo año recibiría honores en todas las ciudades españolas que visitó. En 1931 fue nombrado Rector de la Universidad de Salamanca.